jueves, 5 de junio de 2014

Experimento de Milgram



Introducción


El experimento de Milgram fue una serie de experimentos de psicología social llevada a cabo por Stanley Milgram, psicólogo en la Universidad de Yale, y fue descrita en un artículo publicado en 1963 en la revista Journal of Abnormal and Social Psychology bajo el título Behavioral Study of Obedience (Estudio del comportamiento de la obediencia). El fin de la prueba era medir la disposición de un participante para obedecer las órdenes de una autoridad aun cuando éstas pudieran entrar en conflicto con su conciencia personal.


Los experimentos comenzaron en julio de 1961, tres meses después de que Adolf Eichmann durante el régimen nazi en Alemania. Milgram decidió realizar experimentos para responder a la pregunta: ¿Podría ser que Eichmann y su millón de cómplices en el Holocausto sólo estuvieran siguiendo órdenes? ¿Podríamos llamarlos a todos cómplices?

 


Método y realización del experimento

Se colocó un cartel en la parada del autobús en Florida donde se reclamaban voluntarios para participar en un ensayo relativo al "estudio de la memoria y el aprendizaje" por lo que se les pagaba 28 dólares. A éstos voluntarios se les ocultó que en realidad iban a participar en una investigación sobre la obediencia ante la autoridad.
 

El experimento requiere tres personas: El experimentador, que el investigador de la universidad; el "maestro", el voluntario que leyó el anuncio en el periódico y el "alumno", un cómplice del experimentador que se hace pasar por participante en el experimento. El experimentador le explica al participante que tiene que hacer de maestro, y tiene que castigar con descargas eléctricas al alumno cada vez que falle una pregunta.

Tras la explicación, cada uno de los dos participantes escoge un papel de una caja que determinará quién será “el maestro” y quién será el “alumno” en el experimento. El cómplice toma su papel y dice haber sido designado como "alumno". El participante voluntario toma el suyo y ve que dice "maestro". En realidad en ambos papeles ponía "maestro" y así se consigue que el voluntario con quien se va a experimentar reciba forzosamente el papel de "maestro".




Comienzo y desarrollo del experimento


Separado por un módulo de vidrio del "maestro", el "alumno" se sienta en una especie de silla eléctrica y se le ata para "impedir un movimiento excesivo". Se le colocan unos electrodos en su cuerpo y se señala que las descargas pueden llegar a ser extremadamente dolorosas pero que no provocarán daños irreversibles. Todo esto lo observa el participante. A los participantes se les comunicaba que el experimento estaba siendo grabado, para que supieran que no podrían negar cualquier cosa que hubiera ocurrido.

 

Se comienza dando tanto al "maestro" como al "alumno" una descarga eléctrica de 45 voltios con el fin de que el "maestro" compruebe el dolor del castigo y la sensación desagradable que recibirá su "alumno". Seguidamente el investigador, sentado en el mismo módulo en el que se encuentra el "maestro", proporciona al "maestro" una lista con pares de palabras que ha de enseñar al "alumno".

 




 

 

 

 

 

 

 

 El "maestro" comienza leyendo la lista a éste y tras finalizar le leerá únicamente la primera mitad de los pares de palabras dando al "alumno" cuatro posibles respuestas para cada una de ellas. Éste indicará cuál de estas palabras corresponde con su par leída presionando un botón (del 1 al 4 en función de cuál cree que es la correcta). Si la respuesta es errónea, el "alumno" recibirá del "maestro" una primera descarga de 15 voltios que irá aumentando en intensidad hasta los 30 niveles de descarga existentes, es decir, 450 voltios. Si es correcta, se pasará a la palabra siguiente.

 

El "maestro" cree que está dando descargas al "alumno" cuando en realidad todo es una simulación. El "alumno" ha sido previamente avisado por el investigador para que vaya simulando los efectos de las sucesivas descargas.




Generalmente, cuando los "maestros" alcanzaban los 75 voltios, se ponían nerviosos ante las quejas de dolor de sus "alumnos" y deseaban parar el experimento, pero la férrea autoridad del investigador les hacía continuar. Al llegar a los 135 voltios, muchos de los "maestros" se detenían y se preguntaban el propósito del experimento. Cierto número continuaba asegurando que ellos no se hacían responsables de las posibles consecuencias.




Si el "maestro" le decía al investigador que no quería continuar, éste le indicaba imperativamente y según el grado:


  • Continúe, por favor.

  • El experimento requiere que usted continúe.

  • Es absolutamente esencial que usted continúe.

  • Usted no tiene opción alguna. Debe continuar.


Si después de esta última frase el "maestro" se negaba a continuar, se paraba el experimento. Si no, se detenía después de que hubiera administrado el máximo de 450 voltios tres veces seguidas.

 

Resultados

En el experimento original, el 65% de los participantes (26 de 40) aplicaron la descarga de 450 voltios, aunque muchos se sentían incómodos al hacerlo. Todos los "maestros" pararon en cierto punto y cuestionaron el experimento, algunos incluso dijeron que devolverían el dinero que les habían pagado. Ningún participante se negó rotundamente a aplicar más descargas antes de alcanzar los 300 voltios.



 El estudio posterior de los resultados y el análisis de los múltiples tests realizados a los participantes demostraron que los "maestros" con un contexto social más parecido al de su "alumno" paraban el experimento antes.


Además de este proyecto, Milgram realizó otro en el que se utilizaban ratones a los que se  les mostraba una salida a los ratones, dentro de una caja de paredes electrificadas, por lo que el ratón entendía que la salida no le beneficiaba y seguía a la próxima pared, para así encontrar la salida.

 
Aquí podéis ver un vídeo en el que el experimento se explica de una manera más visual, donde se volvió a realizar el experimento más reciente y con el que se intentó alcanzar con éxito los mismos resultados del original:


 






 

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