El experimento de
Milgram fue una serie de experimentos de psicología social llevada a cabo por Stanley
Milgram, psicólogo en la Universidad de Yale, y fue descrita en un
artículo publicado en 1963
en la revista Journal of Abnormal and
Social Psychology bajo el título Behavioral
Study of Obedience (Estudio del
comportamiento de la obediencia). El fin de la prueba era medir la
disposición de un participante para obedecer las órdenes de una autoridad
aun cuando éstas pudieran entrar en conflicto con su conciencia
personal.
Los experimentos comenzaron en julio de 1961, tres meses después
de que Adolf Eichmann durante el régimen nazi
en Alemania.
Milgram decidió realizar experimentos para responder a la pregunta: ¿Podría ser
que Eichmann y su millón de cómplices en el Holocausto
sólo estuvieran siguiendo órdenes? ¿Podríamos llamarlos a todos cómplices?
Método y realización del experimento
Se colocó un cartel en la parada del autobús en Florida
donde se reclamaban voluntarios para participar en un ensayo relativo al
"estudio de la memoria y el aprendizaje" por lo que se les pagaba 28 dólares.
A éstos voluntarios se les ocultó que en realidad iban a participar en una
investigación sobre la obediencia ante la autoridad.
El experimento requiere tres personas: El experimentador,
que el investigador de la universidad; el "maestro", el voluntario
que leyó el anuncio en el periódico y el "alumno", un cómplice del
experimentador que se hace pasar por participante en el experimento. El
experimentador le explica al participante que tiene que hacer de maestro, y
tiene que castigar con descargas eléctricas al alumno cada vez que falle una
pregunta.
Tras la explicación, cada uno de los dos participantes escoge
un papel de una caja que determinará quién será “el maestro” y quién será el
“alumno” en el experimento. El cómplice toma su papel y dice haber sido
designado como "alumno". El participante voluntario toma el suyo y ve
que dice "maestro". En realidad en ambos papeles ponía
"maestro" y así se consigue que el voluntario con quien se va a
experimentar reciba forzosamente el papel de "maestro".
Comienzo y desarrollo del experimento
Separado por un módulo de vidrio del "maestro", el
"alumno" se sienta en una especie de silla
eléctrica y se le ata para "impedir un movimiento
excesivo". Se le colocan unos electrodos
en su cuerpo y se señala que las descargas pueden llegar a ser extremadamente
dolorosas pero que no provocarán daños irreversibles. Todo esto lo observa el
participante. A los participantes se les comunicaba que el experimento estaba
siendo grabado, para que supieran que no podrían negar cualquier cosa que
hubiera ocurrido.
Se comienza dando tanto al "maestro" como al
"alumno" una descarga eléctrica de 45 voltios con el
fin de que el "maestro" compruebe el dolor del castigo y la sensación
desagradable que recibirá su "alumno". Seguidamente el investigador,
sentado en el mismo módulo en el que se encuentra el "maestro",
proporciona al "maestro" una lista con pares de palabras que ha de
enseñar al "alumno".
El
"maestro" comienza leyendo la lista a éste y tras finalizar le leerá
únicamente la primera mitad de los pares de palabras dando al
"alumno" cuatro posibles respuestas para cada una de ellas. Éste
indicará cuál de estas palabras corresponde con su par leída presionando un
botón (del 1 al 4 en función de cuál cree que es la correcta). Si la respuesta
es errónea, el "alumno" recibirá del "maestro" una primera
descarga de 15 voltios que irá aumentando en intensidad hasta los 30 niveles de
descarga existentes, es decir, 450 voltios. Si es correcta, se pasará a la
palabra siguiente.
El "maestro" cree que está dando descargas al
"alumno" cuando en realidad todo es una simulación. El
"alumno" ha sido previamente avisado por el investigador para que
vaya simulando los efectos de las sucesivas descargas.
Generalmente, cuando los "maestros" alcanzaban los
75 voltios, se ponían nerviosos ante las quejas de dolor de sus
"alumnos" y deseaban parar el experimento, pero la férrea autoridad
del investigador les hacía continuar. Al llegar a los 135 voltios, muchos de
los "maestros" se detenían y se preguntaban el propósito del
experimento. Cierto número continuaba asegurando que ellos no se hacían
responsables de las posibles consecuencias.
Si el "maestro"
le decía al investigador que no quería continuar, éste le indicaba
imperativamente y según el grado:
Continúe, por favor.
Elexperimentorequierequeusted continúe.
Es absolutamente esencial que
usted continúe.
Usted no tiene opción alguna. Debe continuar.
Si después de esta última frase el "maestro" se
negaba a continuar, se paraba el experimento. Si no, se detenía después de que
hubiera administrado el máximo de 450 voltios tres veces seguidas.
Resultados
En el experimento original, el 65% de los participantes (26
de 40) aplicaron la descarga de 450 voltios, aunque muchos se sentían incómodos
al hacerlo. Todos los "maestros" pararon en cierto punto y
cuestionaron el experimento, algunos incluso dijeron que devolverían el dinero
que les habían pagado. Ningún participante se negó rotundamente a aplicar más
descargas antes de alcanzar los 300 voltios.
El estudio posterior de los resultados y el análisis de los
múltiples tests realizados a los participantes demostraron que los
"maestros" con un contexto social más parecido al de su
"alumno" paraban el experimento antes.
Además de este proyecto, Milgram realizó otro en el que se
utilizaban ratones a los que seles
mostraba una salida a los ratones, dentro de una caja de paredes
electrificadas, por lo que el ratón entendía que la salida no le beneficiaba y
seguía a la próxima pared, para así encontrar la salida.
Aquí podéis ver un vídeo en el que el experimento se explica
de una manera más visual, donde se volvió a realizar el experimento más
reciente y con el que se intentó alcanzar con éxito los mismos resultados del original:
No hay comentarios:
Publicar un comentario